Ofrenda 121 para mi árbol de gratitud.
LECCIÓN 61 Yo soy la luz del mundo.
1.
¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? Por lo tanto, esto no es más
que una afirmación de la verdad acerca de ti. Es lo opuesto a una afirmación de
orgullo, de arrogancia o de autoengaño. No describe el concepto de ti mismo que
tú has forjado. No se refiere a ninguna de las características con las que has
dotado a tus ídolos. Se refiere a ti tal como fuiste creado, por Dios. Expresa
simplemente la verdad.
2.
Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorificación. Pero el ego
no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación. La
humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en
no aceptar ningún otro. No es humildad insistir que no puedes ser la luz del
mundo si ésa es la función que Dios Mismo te asignó. Es sólo la arrogancia la
que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa
del ego.
3.
La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de
Dios la que te dice que es verdad. Éste es uno de los primeros pasos en el
proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. Es un paso gigantesco que
te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. Es una aseveración
categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te
ha otorgado para salvar a otros.
4.
Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. Es la
respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. La idea
de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y
te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.
5.
Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque
no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. Debes empezar
cada sesión de práctica diciéndote a ti mismo: Yo soy la luz del mundo. Ésa es
mi única función. Por eso es por lo que estoy aquí. Piensa entonces en estas
afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si
las circunstancias lo permiten. Deja que te vengan a la mente unos cuantos
pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central,
repite la idea de hoy para tus adentros.
6.
Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. De este
modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a
lo largo del día y te irás a dormir re-afirmando tu función y el único
propósito que tienes aquí. Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas
que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.
7.
La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti
y de tu propósito. Como portador de la salvación que eres, esto es obviamente
necesario. Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar
durante las próximas semanas. Trata de empezar hoy a sentar las bases para
estos avances. Tú eres la luz del mundo. Dios ha edificado Su plan para la
salvación de Su Hijo sobre ti.