Ofrenda 119 para mi árbol de gratitud.
41
Dios va conmigo dondequiera que yo voy. ¿Cómo puedo estar solo cuando Dios está
siempre conmigo? ¿Cómo puedo dudar o sentirme inseguro cuando en Él mora la
perfecta certeza? ¿Cómo puede haber algo que me pueda perturbar cuando Él mora en
mí en paz absoluta? ¿Cómo puedo sufrir cuando el amor y la dicha me rodean por
mediación Suya? No he de abrigar ninguna ilusión con respecto a mí mismo. Soy
perfecto porque Dios va conmigo dondequiera que yo voy.
42
Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo. Hoy no recurriré a mis propios
ojos para ver. Quiero estar dispuesto a dejar de lado la lamentable ilusión de que
puedo ver, e intercambiarla por la visión que Dios me da. La visión de Cristo
es Su regalo y Él me lo ha dado. Hoy me valdré de este regalo de tal forma que
este día me ayude a comprender la eternidad.
43.
Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él. Puedo ver lo que Dios quiere
que vea. No puedo ver nada más. Más allá de Su Voluntad sólo hay ilusiones. Son
éstas las que elijo cuando pienso que puedo ver separado de Él. Son éstas las
que elijo cuando trato de ver con los ojos del cuerpo. No obstante, se me ha
dado la visión de Cristo para reemplazarlos. A través de esta visión es como
elijo ver.
44
Dios es la luz en la que veo. No puedo ver en la oscuridad. Dios es la única
luz. Por lo tanto, si he de ver, tiene que ser por medio de Él. He tratado de
definir lo que es ver y me he equivocado. Ahora se me concede poder entender
que Dios es la luz en la que veo. Le daré la bienvenida a la visión y al mundo
feliz que me mostrará.
45.
Dios es la Mente con la que pienso. No tengo pensamientos que no comparta con
Dios. No tengo pensamientos aparte de los Suyos porque no tengo otra mente que
la Suya. Puesto que soy parte de Su Mente mis pensamientos son Suyos, y Sus Pensamientos
son míos.
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