Ofrenda 113 para mi árbol de gratitud.
1.
(11) Mis pensamientos sin significado me están mostrando un mundo sin
significado. Dado que los pensamientos de que soy consciente no significan
nada, el mundo que los refleja no puede tener significado. Lo que da lugar a
este mundo es algo demente, como lo es también el resultado de ello. La
realidad no es demente, y yo tengo pensamientos reales así como dementes. Por
lo tanto, puedo ver un mundo real, si recurro a mis pensamientos reales como
guía para ver.
2.
(12) Estoy disgustado porque veo un mundo que no tiene significado. Los pensamientos
dementes perturban. Dan lugar a un mundo en el que no hay orden de ninguna
clase. Sólo el caos puede regir en un mundo que representa una manera de pensar
caótica, y el caos es la ausencia total de leyes. No puedo vivir en paz en un
mundo así. Estoy agradecido de que este mundo no sea real, y de que no necesito
verlo en absoluto, a menos que yo mismo elija otorgarle valor. Elijo no otorgarle
valor a lo que es completamente demente y no tiene significado.
3.
(13) Un mundo sin significado engendra temor. Lo que es totalmente demente
engendra temor porque no se puede contar con ello en absoluto, ni da pie a que
se le tenga confianza. En la demencia no hay nada en lo que se pueda confiar.
No ofrece seguridad ni esperanza. Pero un mundo así no es real. Le he conferido
la ilusión de realidad y he sufrido por haber creído en él. Elijo ahora dejar
de creer en él y depositar mi confianza en la realidad. Al elegir esto, me
escaparé de todos los efectos del mundo del miedo porque estaré reconociendo
que no existe.
4.
(14) Dios no creó un mundo sin significado. ¿Cómo puede ser que exista un mundo
sin significado si Dios no lo creó? Él es la Fuente de todo significado y todo
lo que es real está en Su Mente. Está en mi mente también porque Él lo creó
conmigo. ¿Por qué he de seguir sufriendo por los efectos de mis pensamientos
dementes cuando la perfección de la creación es mi hogar? Quiero recordar el
poder de mi decisión y reconocer mi verdadera morada.
5.
(15) Mis pensamientos son imágenes que yo mismo he fabricado. Todo lo que veo
refleja mis pensamientos. Son mis pensamientos los que me dicen dónde estoy y
lo que soy. El hecho de que vea un mundo en el que hay sufrimiento, en el que se
puedan experimentar pérdidas y en el que se pueda morir, me muestra que lo
único que estoy viendo es la representación de mis pensamientos dementes, y que
no estoy permitiendo que mis pensamientos reales viertan su benéfica luz sobre
lo que veo. No obstante, el camino de Dios es seguro. Las imágenes que he
fabricado no pueden prevalecer contra Él porque no es mi voluntad que lo hagan.
Mi voluntad es la Suya, y no antepondré otros dioses a Él.
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