viernes, 31 de julio de 2020
2020 HÁBLAME DE TI: Día 153 de un curso de milagros
2020 HÁBLAME DE TI: Día 153 de un curso de milagros: Ofrenda 213 para mi árbol de dorados frutos de mi vida . 1. Tú que te sientes amenazado por este mundo cambiante, por sus camb...
Día 153 de un curso de milagros
Ofrenda 213 para mi árbol de dorados frutos de mi vida.
1. Tú que te sientes amenazado por este mundo cambiante, por sus
cambios de fortuna y amargas ironías, por sus fugaces relaciones y por todos
los "regalos" que únicamente te presta para más tarde arrebatártelos,
presta mucha atención a lo que aquí decimos. El mundo no ofrece ninguna
seguridad. Está arraigado en el ataque. Y todos los "regalos" que
aparentemente ofrecen seguridad no son más que engaños. El mundo no hace sino
atacar una y otra vez. Es imposible gozar de paz mental allí donde el peligro
acecha de ese modo.
2. El mundo no puede sino ponerte a la defensiva. Pues la amenaza
produce ira, y la ira hace que el ataque parezca razonable, que ha sido
honestamente provocado y que está justificado por haber sido en defensa propia.
Una actitud defensiva, no obstante, supone una doble amenaza. Pues da
testimonio de la debilidad, y establece un sistema de defensas que simplemente
no es viable. Ahora los débiles se debilitan aún más, pues hay traición afuera
y una traición todavía mayor adentro. La mente se halla ahora confusa, y no
sabe adónde dirigirse para poder escapar de sus propias imaginaciones.
3. Es como si estuviera encerrada dentro de un círculo, dentro del
cual otro círculo la atenaza, y dentro de ése, otro más, hasta que finalmente
pierde toda esperanza de poder escapar. Los ciclos de ataque y defensa, y de
defensa y ataque, convierten las horas y los días en los círculos que atenazan
a la mente como gruesos anillos de acero reforzado, los cuales retornan, mas
sólo para iniciar todo el proceso de nuevo. No parece haber respiro ni final
para este aprisionamiento que atenaza cada vez más a la mente.
4. El precio de las defensas es el más alto de los que exige el
ego. La locura que reina en ellas es tan aguda que la esperanza de recobrar la
cordura parece ser sólo un sueño fútil y encontrarse más allá de lo que es
posible. La sensación de amenaza que el mundo fomenta es mucho más profunda, y
sobrepasa en tal manera cualquier intensidad o frenesí que jamás te hayas
podido imaginar, que no tienes idea de toda la devastación que ello ha
ocasionado.
5. Tú eres su esclavo. No sabes lo que haces del miedo que le
tienes. Tú que sientes su mano de hierro atenazándote el corazón, no entiendes
lo mucho que has tenido que sacrificar. No te das cuenta de cómo has saboteado
la santa paz de Dios con tu actitud defensiva. Pues ves al Hijo de Dios como
víctima del ataque de las fantasías y de los sueños e ilusiones que él mismo
forjó, indefenso ante su presencia y necesitado de defensas en forma de más
fantasías y más sueños en los que las ilusiones de que está a salvo lo
consuelen.
6. La indefensión es fortaleza. Da testimonio de que has reconocido
al Cristo en ti. Tal vez recuerdes que el texto afirma que siempre eliges entre
la fortaleza de Cristo y tu propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de
Él. La indefensión jamás puede ser atacada porque reconoce una fuerza tan
inmensa, que ante ella el ataque es absurdo, o un juego tonto que un niño
cansado jugaría cuando tiene tanto sueño que ya ni se acuerda de lo que quiere.
7. Cualquier actitud defensiva implica debilidad. Proclama que has
negado al Cristo y que ahora temes la ira de Su Padre. ¿Qué puede salvarte
ahora del delirio de un dios iracundo, cuya aterrante imagen crees ver tras
todos los males del mundo? ¿Qué otra cosa sino las ilusiones podrían defenderte
ahora, cuando son las ilusiones contra lo que estás luchando?
8. Hoy no vamos a jugar tales juegos infantiles. Pues nuestro
verdadero propósito es salvar al mundo, y no estamos dispuestos a intercambiar
el gozo infinito que nos brinda llevar a cabo nuestra función por insensateces.
No vamos a dejar que la felicidad se nos escape debido a que un fragmento de un
sueño absurdo haya cruzado nuestras mentes y hayamos confundido las figuras que
en él aparecen con el Hijo de Dios y al fugaz instante que dicho sueño duró con
la eternidad.
9. Hoy miraremos más allá de los sueños, y reconoceremos que no
necesitamos defensas porque fuimos creados inexpugnables, sin ningún
pensamiento, deseo o sueño en el que el ataque pudiera tener sentido alguno. Ahora
nos es imposible temer, pues hemos dejado atrás todos los pensamientos
temerosos. Y en la indefensión nos erguimos protegidos, con la tranquila
certeza de que ahora estamos a salvo, seguros de la salvación; seguros de que
llevaremos a cabo el propósito que hemos elegido, a medida que nuestro
ministerio vaya impartiendo su santa bendición por todo el mundo.
10. Permanece muy quedo por un instante y piensa en silencio cuán
santo es tu propósito, cuán seguro descansas y cuán invulnerable eres en su
luz. Los ministros de Dios han elegido dejar que la verdad more con ellos. ¿Quién
es más santo que ellos? ¿Quién podría estar más seguro de que su felicidad está
plenamente garantizada? ¿Y quién podría estar más fuertemente protegido? ¿Qué
defensa podrían necesitar los que se cuentan entre los elegidos de Dios, al
haber sido ésa Su elección, así como la de ellos?
11. La función de los ministros de Dios es ayudar a sus hermanos a
elegir lo mismo que ellos eligieron. Dios los ha elegido a todos, pero muy
pocos se han dado cuenta de que Su Voluntad es la de ellos. Y mientras no
enseñes lo que has aprendido, la salvación seguirá esperando y las tinieblas
mantendrán al mundo inexorablemente aprisionado. Y no reconocerás que la luz ha
venido a ti y que ya te has escapado. Pues no verás la luz hasta que se la ofrezcas
a todos tus hermanos. Y al ellos tomarla de tus manos, reconocerás que es tu
luz.
12. Podría decirse que la salvación es un juego que juegan niños
felices. Fue diseñada por Uno que ama a Sus Hijos y que desea sustituir sus
temibles juguetes por juegos felices que les enseñan que el juego del miedo ya
se acabó. El juego que Dios les ofrece les enseña lo que es la felicidad porque
en él nadie pierde. Todo aquel que participa no puede sino ganar, y con su
victoria queda asegurada la victoria de todos los demás. Los niños abandonan
gustosamente el juego del miedo cuando reconocen los beneficios que brinda la
salvación.
13. Tú que has jugado a haber perdido toda esperanza, a haber sido
abandonado por tu Padre y a haberte quedado solo y aterrorizado en un mundo
temible, enloquecido por el pecado y la culpabilidad, sé feliz ahora. Ese juego
ha acabado. Ahora ha llegado un tiempo sereno en el que guardamos los juegos de
la culpabilidad, y ponemos bajo llave para siempre nuestros extraños e
infantiles pensamientos de pecado, apartándolos de las puras y santas mentes de
las criaturas del Cielo y del Hijo de Dios.
14. Nos detenemos sólo por un instante más para jugar nuestro último
juego feliz en esta tierra. Y luego pasamos a ocupar el lugar que nos
corresponde allí donde mora la verdad y donde los juegos no tienen sentido. Y
así acaba la historia. Permite que este día haga que su último capítulo se acerque
más al mundo, para que cada cual comprenda que el cuento que lee en el que se
habla de un destino aterrador, de esperanzas truncadas, de irrisorias defensas
contra una venganza de la que no hay escapatoria, no es sino su propia fantasía
delirante. Los ministros de Dios han venido a despertarlo de los sueños
tenebrosos que esa historia ha evocado en la confusa y desconcertada memoria
que él tiene de ese cuento distorsionado. El Hijo de Dios puede por fin sonreír
al darse cuenta de que no es verdad.
15. Hoy practicamos siguiendo un formato que vamos a utilizar por
algún tiempo. Comenzaremos cada día concentrando nuestra atención en el
pensamiento diario el mayor tiempo posible. Cinco minutos es lo mínimo que
dedicaremos a prepararnos para un día en el que la salvación es nuestro único
objetivo. Diez sería mejor; quince, todavía mejor. Y a medida que las
distracciones que nos desvían de nuestro propósito vayan disminuyendo, nos
daremos cuenta de que media hora aún es muy poco tiempo para pasar con Dios. Y
no estaremos dispuestos a concederle por la noche, felizmente y llenos de
gratitud, menos tiempo de eso.
16. A medida que recordemos ser fieles a la Voluntad que compartimos
con Dios, nuestra creciente paz aumentará con el transcurrir de cada hora. Habrá
ocasiones en las que tal vez un minuto o incluso menos será lo máximo que
podamos dedicarle cuando el reloj marque las horas. A veces se nos olvidará por
completo. Y en otras ocasiones asuntos mundanos acapararán nuestra atención y
nos resultará imposible distanciarnos de ellos por un momento para centrar
nuestros pensamientos en Dios.
17. Sin embargo, cuando podamos hacerlo, seremos fieles a nuestro
cometido como ministros de Dios, recordando nuestra misión y Su Amor cada hora.
Y nos sentaremos en silencio a esperarlo y a escuchar Su Voz que nos dirá lo
que Él desea que hagamos durante la hora siguiente, mientras le damos las
gracias por todos los regalos que nos concedió en la que acaba de transcurrir.
18. Con el tiempo y la práctica nunca más dejarás de pensar en Él o
de oír Su amorosa Voz guiando tus pasos por serenos rumbos por los que
caminarás en un estado de absoluta indefensión. Pues sabrás que el Cielo va
contigo. No permitirás que tu mente se aparte de Él un solo instante, aun
cuando tu tiempo transcurra ofreciéndole la salvación al mundo. ¿Dudas acaso de
que Él no vaya a hacer que esto sea posible para ti que has elegido llevar a
cabo Su plan para la salvación del mundo, así como para la tuya?
19. Nuestro tema de hoy es nuestra indefensión. Nos revestimos de
ella mientras nos preparamos para afrontar el día. Nos alzamos fuertes en
Cristo, y dejamos que nuestra debilidad desaparezca, al recordar que Su
fortaleza mora en nosotros. A lo largo del día nos recordaremos a nosotros
mismos que Él permanece a nuestro lado y que nuestra debilidad nunca carece del
apoyo de Su fortaleza. Invocaremos Su fortaleza cada vez que sintamos que la
amenaza de nuestras defensas socava nuestra certeza de propósito. Nos
detendremos por un momento, al oírle decir: "Aquí estoy".
20. Tu práctica empezará a adquirir ahora la vehemencia del amor,
para ayudarte a evitar que tu mente se desvíe de su propósito. No tengas miedo
ni timidez. No hay duda de que alcanzarás tu objetivo final. Los ministros de
Dios jamás pueden fracasar, pues el amor, la fortaleza y la paz que irradia
desde ellos a todos sus hermanos proceden de Él. Ésos son los dones que Él te
ha dado. Estar libre de toda defensa es todo lo que necesitas darle a cambio. Dejas
a un lado únicamente lo que nunca fue real, a fin de contemplar a Cristo y ver
Su impecabilidad.
jueves, 30 de julio de 2020
2020 HÁBLAME DE TI: Día 152 de un curso de milagros
2020 HÁBLAME DE TI: Día 152 de un curso de milagros: Mi ofrenda 212 para el árbol de dorados frutos de mi vida 1. Nadie puede sufrir pérdida alguna a menos que ésa haya sido su p...
Día 152 de un curso de milagros
Mi ofrenda 212 para el árbol de dorados frutos de mi vida
1. Nadie puede sufrir pérdida alguna a menos que ésa haya sido su
propia decisión. Nadie sufre dolor salvo cuando él mismo así lo decide. Nadie
puede estar afligido, sentir temor o creer que está enfermo a menos que eso sea
lo que desea. Y nadie muere sin su propio consentimiento. Jamás ocurre nada que
no sea una representación de tus deseos, ni se te niega nada de lo que eliges. He
aquí tu mundo, completo hasta el más ínfimo detalle. He aquí toda la realidad que
tiene para ti. Mas es sólo ahí donde se encuentra la salvación.
2. Tal vez creas que ésta es una postura extrema o demasiado abarcadora
para poder ser verdad. Mas ¿podría la verdad hacer excepciones? Si se te ha
dado todo, ¿cómo podría ser real perder? ¿Puede acaso el dolor ser parte de la
paz, o el pesar de la dicha? ¿Cómo podrían el miedo y la enfermedad adentrarse
en una mente en la que moran el amor y la santidad perfecta? La verdad tiene
que abarcarlo todo, si es que es la verdad. No aceptes opuestos ni excepciones,
pues hacer eso es contradecir la verdad.
3. La salvación es el reconocimiento de que la verdad es verdad, y
de que nada más lo es. Has oído esto antes, pero puede que todavía no hayas
aceptado ambas partes de la aseveración. Sin la primera, la segunda no tiene
sentido. Pero sin la segunda, la primera deja de ser verdad. La verdad no puede
tener opuestos. No se puede hacer suficiente hincapié en esto o pensar en ello
con demasiada frecuencia. Pues si lo que no es verdad fuese tan cierto como lo
que es verdad, entonces parte de la verdad sería falsa y la verdad dejaría de
tener significado. Sólo la verdad es verdad, y lo que es falso, falso es.
4. Ésta es la más simple de las distinciones, si bien, la más
ambigua. Mas no porque sea una distinción difícil de percibir, sino porque se
halla oculta tras una amplia gama de opciones que no parecen proceder
enteramente de ti. Y así, la verdad parece tener algunos aspectos que ponen en
entredicho su consistencia, si bien no parecen ser contradicciones que tú mismo
hayas introducido.
5. Tal como Dios te creó, tú no puedes sino seguir siendo
inmutable; y los estados transitorios son, por definición, falsos. Eso incluye
cualquier cambio en tus sentimientos, cualquier alteración de las condiciones
de tu cuerpo o de tu mente; así como cualquier cambio de conciencia o de tus
reacciones. Esta condición de abarcamiento total es lo que distingue a la
verdad de la mentira, y lo que mantiene a lo falso separado de la verdad, y
como lo que es.
6. ¿No es acaso extraño que consideres arrogante pensar que fuiste
tú quien fabricó el mundo que ves? Dios no lo creó. De eso puedes estar seguro.
¿Qué puede saber Él de lo efímero, del pecado o de la culpabilidad? ¿Qué puede
saber de los temerosos, de los que sufren y de los solitarios; o de la mente
que vive dentro de un cuerpo condenado a morir? Pensar que Él ha creado un
mundo en el que tales cosas parecen ser reales es acusarlo de demente. Él no
está loco. Sin embargo, sólo la locura da lugar a semejante mundo.
7. Pensar que Dios creó el caos, que contradice Su Propia
Voluntad, que inventó opuestos a la verdad y que le permite a la muerte
triunfar sobre la vida es arrogancia. La humildad se daría cuenta de inmediato
de que estas cosas no proceden de Él. ¿Y sería posible acaso ver lo que Dios no
creó? Pensar que puedes, es creer que puedes percibir lo que la Voluntad de
Dios no dispuso que existiera. ¿Y qué podría ser más arrogante que eso?
8. Seamos hoy verdaderamente humildes y aceptemos lo que hemos
hecho tal como es. Tenemos el poder de decidir. Decide únicamente aceptar el
papel que te corresponde como co-creador del universo, y todo eso que crees
haber fabricado desaparecerá. Lo que entonces emergerá en tu conciencia será
todo lo que siempre ha estado ahí, lo cual ha sido eternamente como es ahora. Y
entonces pasará a ocupar el lugar de los auto-engaños que inventaste a fin de
usurpar el altar del Padre y del Hijo.
9. Hoy vamos a practicar la verdadera humildad, abandonando la
falsa pretensión con la que el ego intenta probar que la humildad es
arrogancia. Sólo el ego puede ser arrogante. Pero la verdad es humilde, puesto
que reconoce su propio poder, su inmutabilidad y su eterna plenitud, totalmente
abarcadora, la cual es el regalo perfecto que Dios le hace a Su Hijo amado. Dejaremos
a un lado la arrogancia, que afirma que somos pecadores, culpables, temerosos y
que estamos avergonzados de lo que somos; y en lugar de ello, elevaremos
nuestros corazones con verdadera humildad hasta Aquel que nos creó inmaculados
y semejantes a Él en poder y en amor.
10. Tenemos el poder de decidir. Y aceptamos de Él aquello que somos,
y reconocemos humildemente al Hijo de Dios. Reconocer al Hijo de Dios implica
asimismo que hemos dejado a un lado todos los conceptos acerca de nosotros
mismos y que hemos reconocido su falsedad. También hemos percibido su
arrogancia. Y con humildad aceptamos jubilosamente como nuestros el esplendor
del Hijo de Dios, su mansedumbre, su perfecta pureza, el Amor de su Padre, así
como su derecho al Cielo y a liberarse del infierno.
11. Ahora nos unimos en gozoso reconocimiento de que las mentiras son
falsas y de que sólo la verdad es verdad. Al levantarnos pensaremos únicamente
en la verdad, y pasaremos cinco minutos practicando sus caminos, alentando a
nuestras temerosas mentes con lo siguiente: Tengo el poder de decidir. Hoy me
aceptaré a mí mismo tal como la Voluntad de mi Padre dispuso que yo fuese. Luego
aguardaremos en silencio, abandonando todo auto-engaño, según le pedimos
humildemente a nuestro Ser que se revele ante nosotros. Y Aquel que nunca nos
abandonó volverá de nuevo a nuestra conciencia, agradecido de poder devolverle
a Dios Su morada, tal como siempre debió ser.
12. Espéralo pacientemente hoy, e invítalo cada hora con las palabras
con las que diste comienzo al día, el cual se debe concluir con esa misma
invitación a tu Ser. La Voz de Dios te contestará, pues Él habla en tu nombre y
en el de tu Padre. Él sustituirá todos tus frenéticos pensamientos por la paz
de Dios, los autoengaños por la verdad de Dios y tus ilusiones acerca de ti
mismo por el Hijo de Dios.
miércoles, 29 de julio de 2020
2020 HÁBLAME DE TI: Día 151 un curso de milagros
2020 HÁBLAME DE TI: Día 151 un curso de milagros: Ofrenda 211 colocada en el árbol de dorados frutos de mi vida. 1. Nadie puede juzgar basándose en pruebas parciales. Eso no ...
2020 HÁBLAME DE TI: Día 151 un curso de milagros
2020 HÁBLAME DE TI: Día 151 un curso de milagros: Ofrenda 211 colocada en el árbol de dorados frutos de mi vida. 1. Nadie puede juzgar basándose en pruebas parciales. Eso no ...
Día 151 un curso de milagros
Ofrenda 211 colocada en el árbol de dorados frutos de mi vida.
1. Nadie puede juzgar basándose en pruebas parciales. Eso no es
juzgar. Es simplemente una opinión basada en la ignorancia y en la duda. Su
aparente certeza no es sino una capa con la que pretende ocultar la
incertidumbre. Necesita una defensa irracional porque es irracional. Y la
defensa que presenta parece ser muy sólida y convincente, y estar libre de toda
duda debido a todas las dudas subyacentes.
2. No pareces poner en tela de juicio el mundo que ves. No
cuestionas realmente lo que te muestran los ojos del cuerpo. Tampoco te
preguntas por qué crees en ello, a pesar de que hace mucho tiempo que te diste
cuenta de que los sentidos engañan. El que creas lo que te muestran hasta el
último detalle es todavía más extraño si te detienes a pensar con cuánta
frecuencia su testimonio ha sido erróneo. ¿Por qué confías en ellos tan ciegamente?
¿No será por la duda subyacente que deseas ocultar tras un alarde de certeza?
3. ¿Cómo ibas a poder juzgar? Tus juicios se basan en el testimonio
que te ofrecen los sentidos. No obstante, jamás hubo testimonio más falso que
ése. Mas ¿de qué otra manera excepto ésa, juzgas al mundo que ves? Tienes una
fe ciega en lo que tus ojos y tus oídos te informan. Crees que lo que tus dedos
tocan es real y que lo que encierran en su puño es la verdad. Esto es lo que
entiendes, y lo que consideras más real que aquello de lo que da testimonio la
eterna Voz que habla por Dios Mismo.
4. ¿A eso es a lo que llamas juzgar? Se te ha exhortado en muchas
ocasiones a que te abstengas de juzgar, mas no porque sea un derecho que se te
quiera negar. No puedes juzgar. Lo único que puedes hacer es creer en los
juicios del ego, los cuales son todos falsos. El ego dirige tus sentidos
celosamente, para probarte cuán débil eres, cuán indefenso y temeroso, cuán
aprehensivo del justo castigo, cuán ennegrecido por el pecado y cuán miserable
por razón de tu culpabilidad.
5. El ego te dice que esa cosa de la que él te habla, y que
defendería a toda costa, es lo que tú eres. Y tú te lo crees sin ninguna sombra
de duda. Mas debajo de todo ello yace oculta la duda de que él mismo no cree en
lo que con tanta convicción te presenta como la realidad. Es únicamente a sí
mismo a quien condena. Es en sí mismo donde ve culpabilidad. Es su propia
desesperación lo que ve en ti.
6. No prestes oídos a su voz. Los testigos que te envía para
probarte que su propia maldad es la tuya, y que hablan con certeza de lo que no
saben, son falsos. Confías en ellos ciegamente porque no quieres compartir las
dudas que su amo y señor no puede eliminar por completo. 4Crees que dudar de
sus vasallos es dudar de ti mismo.
7. Sin embargo, tienes que aprender a dudar de que las pruebas que
ellos te presentan puedan despejar el camino que te lleva a reconocerte a ti
mismo, y dejar que la Voz que habla por Dios sea el único juez de lo que es
digno que tú creas. Él no te dirá que debes juzgar a tu hermano basándote en lo
que tus ojos ven en él, ni en lo que la boca de su cuerpo le dice a tus oídos o
en lo que el tacto de tus dedos te informa acerca de él. Él ignora todos esos
testigos, los cuales no hacen sino dar falso testimonio del Hijo de Dios. Él
reconoce sólo lo que Dios ama, y en la santa luz de lo que Él ve todos los
sueños del ego con respecto a lo que tú eres se desvanecen ante el esplendor
que Él contempla.
8. Deja que Él sea el Juez de lo que eres, pues en Su certeza la
duda no tiene cabida, ya que descansa en una Certeza tan grande que ante Su faz
dudar no tiene sentido. Cristo no puede dudar de Sí Mismo. La Voz que habla por
Dios puede tan sólo honrarle y deleitarse en Su perfecta y eterna
impecabilidad. Aquel a quien Él ha juzgado no puede sino reírse de la
culpabilidad, al no estar dispuesto ya a seguir jugando con los juguetes del
pecado, ni a hacerle caso a los testigos del cuerpo al encontrarse extático
ante la santa faz de Cristo.
9. Así es como Él te juzga. Acepta Su Palabra con respecto a lo
que eres, pues Él da testimonio de la belleza de tu creación y de la Mente Cuyo
Pensamiento creó tu realidad. ¿Qué importancia puede tener el cuerpo para Aquel
que conoce la gloria del Padre y la del Hijo? ¿Podrían acaso los murmullos del
ego llegar hasta Él? ¿Qué podría convencerle de que tus pecados son reales? Deja
asimismo que Él sea el Juez de todo lo que parece acontecerte en este mundo.
Sus lecciones te permitirán cerrar la brecha entre las ilusiones y la verdad.
10. Él eliminará todo vestigio de fe que hayas depositado en el
dolor, los desastres, el sufrimiento y la pérdida. Él te concede una visión que
puede ver más allá de estas sombrías apariencias y contemplar la dulce faz de
Cristo en todas ellas. Ya no volverás a dudar de que lo único que te puede
acontecer a ti a quien Dios ama, son cosas buenas, pues Él juzgará todos los
acontecimientos y te enseñará la única lección que todos ellos encierran.
11. Él seleccionará los elementos en ellos que representan la verdad,
e ignorará aquellos aspectos que sólo reflejan sueños fútiles. Y reinterpretará
desde el único marco de referencia que tiene, el cual es absolutamente íntegro
y seguro, todo lo que veas, todos los acontecimientos, circunstancias y sucesos
que de una manera u otra parezcan afectarte. Y verás el amor que se encuentra
más allá del odio, la inmutabilidad en medio del cambio, lo puro en el pecado
y, sobre el mundo, únicamente la bendición del Cielo.
12. Tal es tu resurrección, pues tu vida no forma parte de nada de lo
que ves. Tu vida tiene lugar más allá del cuerpo y del mundo, más allá de todos
los testigos de lo profano, dentro de lo Santo, y es tan santa como Ello Mismo.
En todo el mundo y en todas las cosas Su Voz no te hablará más que de tu
Creador y de tu Ser, el Cual es uno con Él. Así es como verás la santa faz de
Cristo en todo, y como oirás en ello el eco de la Voz de Dios.
13. Hoy practicaremos sin palabras, excepto al principio del período
que pasamos con Dios. Introduciremos estos momentos con una repetición lenta
del pensamiento con el que comienza el día. Después observaremos nuestros
pensamientos, apelando silenciosamente a Aquel que ve los elementos que son
verdad en ellos. Deja que Él evalúe todos los pensamientos que te vengan a la
mente, que elimine de ellos los elementos de sueño y que te los devuelva en
forma de ideas puras que no contradicen la Voluntad de Dios.
14. Ofrécele tus pensamientos, y Él te los devolverá en forma de
milagros que proclaman jubilosamente la plenitud y la felicidad que como prueba
de Su Amor eterno Dios dispone para Su Hijo. Y a medida que cada pensamiento
sea así transformado, asumirá el poder curativo de la Mente que vio la verdad
en él y no se dejó engañar por lo que había sido añadido falsamente. Todo
vestigio de fantasía ha desaparecido. Y lo que queda se unifica en un
Pensamiento perfecto que ofrece su perfección por doquier.
15. Pasa así quince minutos al despertar, y dedica gustosamente quince
más antes de irte a dormir. Tu ministerio dará comienzo cuando todos tus
pensamientos hayan sido purificados. Así es como se te enseña a enseñarle al
Hijo de Dios la santa lección de su santidad. Nadie puede dejar de escuchar
cuando tú oyes la Voz que habla por Dios rendirle honor al Hijo de Dios. Y
todos compartirán contigo los pensamientos que Él ha re-interpretado en tu
mente.
16. Tal es tu Pascua. Y de esa manera depositas sobre el mundo la
ofrenda de azucenas blancas como la nieve que reemplaza a los testigos del
pecado y de la muerte. Mediante tu transfiguración el mundo se redime y se le
libera jubilosamente de la culpabilidad. Ahora elevamos nuestras mentes
resurrectas llenos de gozo y agradecimiento hacia Aquel que nos restituyó la
cordura.
17. Y recordaremos cada hora a Aquel que es la salvación y la
liberación. Y según damos las gracias, el mundo se une a nosotros y acepta
felizmente nuestros santos pensamientos, que el Cielo ha corregido y
purificado. Ahora por fin ha comenzado nuestro ministerio, para llevar
alrededor del mundo las buenas nuevas de que en la verdad no hay ilusiones, y
de que, por mediación nuestra, la paz de Dios les pertenece a todos.
martes, 28 de julio de 2020
2020 HÁBLAME DE TI: Día 150 un curso de milagros
2020 HÁBLAME DE TI: Día 150 un curso de milagros: Ofrenda 210 en mi árbol de dorados frutos que es la vida. Con esto se acaban todas las decisiones. Pues con ésta lección llegamos ...
Día 150 un curso de milagros
Ofrenda 210 en mi árbol de dorados frutos que es la vida.
Con esto se acaban todas
las decisiones. Pues con ésta lección llegamos a la decisión de aceptarnos a
nosotros mismos tal como Dios nos creó. No hay conflicto que no entrañe la
simple pregunta: "¿Qué soy?" Mas ¿quién podría hacer esta pregunta
sino alguien que se ha negado a reconocerse a sí mismo? Sólo esta negativa a
aceptarte a ti mismo es lo que hace que la pregunta parezca sincera. Lo único
que cualquier cosa viviente puede saber con certeza es lo que ella es. Desde
esta perspectiva de certeza, contempla otras cosas que tienen tanta certeza
como ella misma.
Tener incertidumbre con
respecto a lo que indudablemente eres es una forma de auto-engaño tan
monumental, que es difícil concebir su magnitud. Estar vivo y no conocerte a ti
mismo es creer que en realidad estás muerto. Pues, ¿qué es la vida sino ser lo
que eres?
Sin embargo, no podría
estar vivo si no supiese la respuesta. Si pregunta como si no supiese, ello es
señal de que no quiere ser lo que es.
De esta manera, se vuelve
inseguro con respecto a su vida, pues lo que ésta es, él mismo lo ha negado. Esta
negación es lo que hace que tengas necesidad de la Expiación. Tu negación no
cambió en nada lo que eres. Pero tú has dividido tu mente en dos partes: una
que conoce la verdad y otra que no. Tú eres tú mismo. De esto no hay duda. Sin
embargo, lo dudas. Más no te preguntas qué parte de ti es la que puede
realmente poner en duda lo que eres. Aquello que hace esa pregunta no puede
realmente ser parte de ti. Pues le hace la pregunta a alguien que sabe la
respuesta. Mas si fuese parte de ti, entonces la certeza sería imposible.
La Expiación pone fin a la
extraña idea de que es posible dudar de ti mismo y no estar seguro de lo que
realmente eres. Esto es el colmo de la locura. Sin embargo, es la pregunta
universal del mundo.
Nada de lo que el mundo
cree es verdad. Pues el mundo es un lugar cuyo propósito es servir de hogar
para que aquellos que dicen no conocerse a sí mismos puedan venir a cuestionar
lo que son. Y seguirán viniendo hasta que se acepte la Expiación y aprendan que
es imposible dudar de uno mismo, así como no ser consciente de lo que se es.
Lo único que se te puede pedir es tu
aceptación, pues lo que eres es algo incuestionable. Lo que eres fue
establecido para siempre en la santa Mente de Dios y en la tuya propia.
Tenemos una misión aquí. No
vinimos a reforzar la locura en la que una vez creímos. No nos olvidemos del
objetivo que aceptamos. Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felicidad.
Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo no puede sino ser junto con
nosotros. No les falles a tus hermanos, pues, de lo contrario, te estarás
fallando a ti mismo. Contémplalos con amor, para que puedan saber que forman
parte de ti y que tú formas parte de ellos.
Esto es lo que la Expiación
enseña, y lo que demuestra que la unidad del Hijo de Dios no se ve afectada por
su creencia de que no sabe lo que es. Acepta hoy la Expiación, no para cambiar
la realidad, sino simplemente para aceptar la verdad de lo que eres, y luego
sigue tu camino regocijándote en el infinito Amor de Dios. Esto es lo único que
se nos pide hacer. Esto es lo único que haremos hoy.
Comenzaremos con este repaso
acerca de nuestra misión: Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal
como Dios me creó. No hemos perdido el conocimiento que Dios nos dio cuando nos
creó semejantes a Él.
Lección 140 La salvación es
lo único que cura.
La palabra "cura” no
puede aplicársele a ningún remedio que el mundo considere beneficioso. Lo que
el mundo percibe como un remedio terapéutico es sólo aquello que hace que el
cuerpo se sienta "mejor". Mas cuando trata de curar a la mente, no la
considera como algo separado del cuerpo, en el que cree que ella existe. Sus
medios de curación, por lo tanto, no pueden sino sustituir una ilusión por
otra. Una creencia en la enfermedad adopta otra forma, y de esta manera el
paciente se percibe ahora sano.
Mas no se ha curado. Simplemente
soñó que estaba enfermo y en el sueño encontró una fórmula mágica para
restablecerse. Sin embargo, no ha despertado del sueño, de modo que su mente
continúa en el mismo estado que antes. No ha visto la luz que lo podría
despertar y poner fin a su sueño.
Los dulces sueños que el
Espíritu Santo ofrece son diferentes de los del mundo, donde lo único que uno
puede hacer es soñar que está despierto. Los sueños que el perdón le permite
percibir a la mente no inducen a otra forma de sueño, a fin de que el soñador
pueda soñar otro sueño. Sus sueños felices son los heraldos de que la verdad ha
alboreado en su mente. Te conducen del sueño a un dulce despertar, de modo que
todos los sueños desaparecen. Y así, sanan para toda la eternidad.
La Expiación cura
absolutamente, y cura toda clase de enfermedad. Pues la mente que entiende que
la enfermedad no es más que un sueño no se deja engañar por ninguna de las
formas que el sueño pueda adoptar. Donde no hay culpabilidad no puede haber
enfermedad, pues ésta no es sino otra forma de culpabilidad. La Expiación no
cura al enfermo, pues eso no es curación. Pero sí elimina la culpabilidad que
hacía posible la enfermedad. Y eso es ciertamente curación. Pues ahora la
enfermedad ha desaparecido y no queda nada a lo que pueda regresar.
¡Que la paz sea contigo que
has sido curado en Dios y no en sueños vanos! Pues la curación tiene que
proceder de la santidad, y la santidad no puede encontrarse allí donde se
concede valor al pecado. Dios mora en templos santos.
Lo que hoy nos proponemos es
tratar de cambiar de mentalidad con respecto a lo que constituye la fuente de
la enfermedad, pues lo que buscamos es una cura para todas las ilusiones, y no
meramente alternar entre una y otra. Hoy vamos a tratar de encontrar la fuente
de la curación, la cual se encuentra en nuestras mentes porque nuestro Padre la
ubicó ahí para nosotros. Está tan cerca de nosotros como nosotros mismos. Está
tan cerca de nosotros como nuestros propios pensamientos, tan próxima que es
imposible que se pueda extraviar. Sólo necesitamos buscarla y la hallaremos.
Hoy iremos más allá de las
apariencias hasta llegar a la fuente de la curación, de la que nada está
exento. Así pues, dejamos a un lado
nuestros amuletos y nuestros talismanes, así como nuestras encantaciones y
trucos mágicos de la clase que sean.
Hoy escucharemos una sola
Voz, la cual nos habla de la verdad en la que toda ilusión acaba, y la paz
retorna a la eterna y serena morada de Dios.
Sin nada en nuestras manos
a lo que aferrarnos, y con el corazón exaltado y la mente atenta, oremos: La salvación
es lo único que cura. Háblanos, Padre, para que nos podamos curar. Y sentiremos
la salvación cubrirnos con amorosa protección y con paz tan profunda que
ninguna ilusión podría perturbar nuestras mentes, ni ofrecernos pruebas de que
es real.
Esto es lo que aprenderemos
hoy. Repetiremos cada hora nuestra plegaria de curación, y cuando el reloj
marque la hora, dedicaremos un minuto a oír la respuesta a nuestra plegaria,
que se nos da según aguardamos felizmente en silencio. Hoy es el día en que nos
llega la curación. Hoy es el día en que a la separación le llega su fin y en el
que recordamos Quién somos en verdad.
lunes, 27 de julio de 2020
2020 HÁBLAME DE TI: día 149 un curso de milagros
2020 HÁBLAME DE TI: día 149 un curso de milagros: Ofrenda 209 para mi árbol agradecido de sus manzanas de oro . La curación es lo opuesto a todas las ideas del mundo que tienen que...
día 149 un curso de milagros
Ofrenda 209 para mi árbol de manzanas de oro .
La curación es lo opuesto a
todas las ideas del mundo que tienen que ver con la enfermedad y con los
estados de separación. Aislarse uno de los demás y rehusar la unión es lo que
da lugar a la enfermedad. Ésta se convierte en una puerta tras la cual se
encierra a un ser separado, y donde se le mantiene aislado y solo.
La enfermedad es aislamiento.
Pues parece mantener a un ser separado del resto, para que sufra lo que los
otros no sienten. Le otorga al cuerpo poder absoluto para hacer que la
separación sea real y mantener a la mente en solitario confinamiento, dividida
en pedazos y sujeta por una sólida muralla de carne enfermiza que no puede
trascender.
El mundo acata las leyes
que la enfermedad apoya, pero la curación opera aparte de ellas. Es imposible que
alguien pueda curarse solo. Más la curación es el resultado de su decisión de
ser uno solo nuevamente, y de aceptar su Ser con todas Sus partes intactas e
incólumes.
El propósito de la
enfermedad es demostrar que las mentiras son verdad. Más la curación demuestra
que sólo la verdad es verdad. Curar es meramente aceptar lo que siempre ha sido
la simple verdad, lo cual seguirá siendo exactamente como siempre fue.
Así como el perdón
desvanecerá con su luz todo pecado y el mundo real ocupará el lugar de lo que
has fabricado, asimismo la curación reemplazará las fantasías de enfermedad con
las que nublas la simple verdad.
La curación es libertad. Pues
demuestra que los sueños no prevalecerán contra la verdad. La curación es algo
que se comparte. La curación es fuerza. Pues con su tierna mano se supera la
debilidad, y las mentes que estaban amuralladas en un cuerpo quedan liberadas
para unirse a otras mentes, y así ser fuertes para siempre.
La curación, el perdón y el
feliz intercambio del mundo del dolor por uno en el que la tristeza no tiene
cabida, son los medios por los que el Espíritu Santo te exhorta a que lo sigas.
Sus dulces lecciones te enseñan cuán fácilmente puedes alcanzar la salvación y
cuán poca práctica necesitas para dejar que Sus leyes reemplacen a las que tú
promulgaste para mantenerte prisionero de la muerte.
Y a medida que te dejas
curar, te das cuenta de que junto contigo se curan todos los que te rodean, los
que te vienen a la mente, aquellos que están en contacto contigo y los que
parecen no estarlo. Tal vez no los reconozcas a todos, ni comprendas cuán
grande es la ofrenda que le haces al mundo cuando permites que la curación
venga a ti. Mas nunca te curas solo. Legiones y legiones de hermanos recibirán
el regalo que tú recibes cuando te curas.
Recordaremos que nuestra
función es permitir que nuestras mentes sean curadas, para que podamos llevar
la curación al mundo e intercambiar la maldición por bendiciones, el dolor por
la alegría y la separación por la paz de Dios.
Mas debemos estar preparados
para semejante regalo. De modo que comenzaremos el día dedicando diez minutos a
los pensamientos que siguen a continuación, con los cuales también lo
concluiremos por la noche: Cuando me curo no soy el único que se cura. Y quiero
compartir, mi curación con el mundo, a fin de que la enfermedad pueda ser
erradicada de la mente del único Hijo de Dios, Quien es mi único Ser.
En este mundo, el Cielo es
algo que se elige porque en este mundo se cree que hay alternativas entre las
que se puede elegir. Pensamos que todas las cosas tienen un opuesto y que
elegimos lo que queremos.
Esta extraña percepción de
la verdad es lo que hace que elegir el Cielo parezca ser lo mismo que renunciar
al infierno. En realidad, no es así. La oposición le niega la bienvenida a la
verdad y ésta no puede hacer acto de presencia.
Elegir es obviamente la
manera de poder escapar de lo que aparentemente son opuestos. Tomar una
decisión permite que uno de los objetivos en conflicto se convierta en la mira
de tus esfuerzos y en lo que empleas el tiempo. Si no tomas una decisión,
desperdicias el tiempo y tus esfuerzos se disipan.
Es necesario que se te
recuerde que, aunque crees enfrentarte a miles de alternativas, en realidad
sólo hay una. E incluso ésta tan sólo aparenta ser una alternativa. No te dejes
confundir por todas las dudas que una miríada de decisiones produciría. Tomas
solamente una. Y una vez que la has tomado, percibes que no fue una decisión en
absoluto, pues sólo la verdad es verdad y nada más lo es. No hay opuesto que se
pueda elegir en su lugar. No hay nada que pueda contradecir la verdad.
Toda decisión está basada
en lo que se ha aprendido. Y la verdad no es algo que se pueda aprender sino
tan sólo reconocer. En este reconocimiento reside su aceptación, y al
aceptarse, se conoce. Mas el conocimiento se encuentra más allá de los objetivos
que nos proponemos enseñar dentro del marco de este curso.
En este mundo de enajenante
complejidad el Cielo parece ser una alternativa en lugar de lo que meramente
es. De todas las decisiones que has tratado de tomar, ésta es la más sencilla,
la definitiva, el prototipo del resto y la que hace que sea innecesario tomar
todas las demás. Incluso si éstas ya se hubiesen resuelto, aquella seguiría sin
resolver. Mas cuando la resuelves, las demás se resuelven con ella, pues todas
las decisiones parecen ser diferentes precisamente para ocultar la verdadera decisión
que tienes que tomar. He aquí la última y única alternativa mediante la cual se
acepta o se niega la verdad.
El Cielo es algo que se
elige conscientemente. La elección no puede llevarse a cabo hasta que no se
hayan visto y entendido claramente las alternativas. Todo lo que se encuentra
velado en la penumbra tiene que someterse al entendimiento para ser juzgado
nuevamente, mas esta vez con la ayuda del Cielo. Y todos los errores de juicio
que la mente cometió previamente pueden ser ahora corregidos, a medida que la
verdad los descarta por carecer de causa. Ahora no tienen efectos. No se pueden
ocultar, pues se ha reconocido su insustancialidad.
Al despertar nos decidimos
por el Cielo, y dedicamos cinco minutos a asegurarnos de que hemos tomado la
única decisión que es cuerda. Reconocemos que estamos haciendo una elección
consciente entre lo que existe y lo que tan sólo aparenta ser verdad. Más
cuando se lleva ante la luz de lo que es real, se ve cuán frágil y transparente
es su pseudo existencia. Ahora no inspira terror, pues lo que se hizo enorme,
vengativo y despiadado de tanto odio, necesita de la oscuridad para dar cobijo
al miedo. Ahora se reconoce que no fue más que un error trivial y sin
importancia.
Antes de irnos a dormir
esta noche, reafirmaremos la elección que habremos estado llevando a cabo cada
hora. Y ahora dedicaremos los últimos cinco minutos de nuestro día a la
decisión que tomamos al despertar. Con el pasar de cada hora hemos reafirmado
nuestra elección con un breve momento de quietud dedicado a mantener la
cordura. Y finalmente, concluiremos el día con lo que sigue a continuación,
reconociendo que sólo elegimos lo que realmente queremos: El Cielo es la
alternativa por la que me tengo que decidir.
Me decido por él ahora y no
cambiaré de parecer, pues es lo único que quiero.
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