1. El perdón es el medio a través del cual a la percepción le
llega su fin. El conocimiento es restituido una vez que la percepción ha sido
transformada y ha dado paso enteramente a lo que por siempre ha de estar más allá
de su más elevado alcance. Pues las imágenes y los sonidos tan sólo pueden
servir, en el mejor de los casos, para evocar el recuerdo que yace tras todos
ellos. El perdón elimina las distorsiones y revela el altar a la verdad que se
hallaba oculto. Sus blancas azucenas refulgen en la mente, y la instan a
regresar y a mirar en su interior para encontrar lo que en vano ha buscado
afuera. Pues ahí, y sólo ahí, se restaura la paz interior, al ser la morada de
Dios Mismo.
2. Que el perdón elimine en la quietud mis sueños de separación y
de pecado. Y que entonces pueda mirar, Padre, en mi interior y descubrir que Tu
promesa de que en mí no hay pecado es verdad; que Tu Palabra permanece
inalterada en mi mente y que Tu Amor reside todavía en mi corazón.
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