Ofrenda 331 Para mi árbol de crecimiento silente y misterioso.
1. Cada
día, cada hora y cada instante elijo lo que quiero contemplar, los sonidos que
quiero oír y los testigos de lo que quiero que sea verdad para mí. Hoy elijo
contemplar lo que Cristo quiere que vea; hoy elijo escuchar la Voz de Dios, así
como buscar los testigos de lo que es verdad en la creación de Dios. En la
visión de Cristo, el mundo y la creación de Dios se encuentran, y según se unen,
toda percepción desaparece. La dulce visión de Cristo redime al mundo de la
muerte, pues todo aquello sobre lo que Su mirada se posa no puede sino vivir y
recordar al Padre y al Hijo: la unión entre Creador y creación.
2. Padre, la visión de Cristo es el camino que me conduce a Ti. Lo que Él contempla restaura Tu recuerdo en mí. Y eso es lo que elijo contemplar hoy.
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