Ofrenda 48 para mi árbol de las alegrías.
1. Padre, hoy le entrego a
Cristo todo lo que es mío para que Él lo utilice de la manera que sea más beneficiosa
para el propósito que comparto con Él. Nada es exclusivamente mío, pues Él y yo
nos hemos unido en un propósito común. De este modo, el aprendizaje casi ha
llegado a su señalado final. Por un tiempo colaboraré con Él en el logro de Su
propósito. Luego me fundiré en mi Identidad y reconoceré que Cristo no es sino
mi Ser.
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