Mi ofrenda 18 para mi árbol de las alegrías.
1. He aquí el único "sacrificio" que le pides a Tu Hijo
bienamado: que abandone todo sufrimiento, toda sensación de pérdida y de
tristeza, toda ansiedad y toda duda, y que deje que Tu Amor entre a raudales a
su conciencia, sanándolo del dolor y otorgándole Tu Propia dicha eterna. Tal es
el "sacrificio" que me pides y que yo me impongo gustosamente: el
único "costo" que supone reinstaurar en mí Tu recuerdo para la
salvación del mundo.
2. Y al saldar la deuda que tenemos con la verdad -una deuda que
consiste sencillamente en abandonar los autoengaños y las imágenes que
venerábamos falsamente-, la verdad regresa íntegra y llena de júbilo a nosotros.
Ya no nos engañamos. El amor ha regresado a nuestra conciencia. Y ahora estamos
en paz otra vez, pues el miedo ha desaparecido y lo único que queda es el amor.
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