Ofrenda 17 para mi árbol de las alegrías.
1. Lo único que sacrifico son las ilusiones, nada más. Y a medida
que éstas desaparecen, descubro los regalos que trataban de ocultar, los cuales
me aguardan en jubilosa espera, listos para entregarme los ancestrales mensajes
que me traen de Dios. En cada regalo Suyo que acepto yace Su recuerdo. Y cada
sueño sirve únicamente para ocultar el Ser que es el único Hijo de Dios, el Ser
que fue creado a Su Semejanza, el Santo Ser que aún mora en Él para siempre,
tal como Él aún mora en mí.
2. Padre, para Ti cualquier sacrificio sigue siendo algo por siempre
inconcebible. Por lo tanto, sólo en sueños puedo hacer sacrificios. Tal como Tú
me creaste, no puedo renunciar a nada que Tú me hayas dado. Lo que Tú no has
dado es irreal. ¿Qué pérdida podría esperar sino la pérdida del miedo y el
regreso del amor a mi mente?
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