Ofrenda 182 en mi árbol de vida 2020.
1.
¿Qué podrías desear que el perdón no pueda ofrecerte? ¿Deseas paz? El perdón te
la ofrece. ¿Deseas ser feliz, tener una mente serena, certeza de propósito y
una sensación de belleza y de ser valioso que transciende el mundo? ¿Deseas
cuidados y seguridad, y disponer siempre del calor de una protección segura?
¿Deseas una quietud que no pueda ser perturbada, una mansedumbre eternamente
invulnerable, una profunda y permanente sensación de bienestar, así como un
descanso tan perfecto que nada jamás pueda interrumpirlo?
2.
El perdón te ofrece todo esto y más. Pone un destello de luz en tus ojos al
despertar y te infunde júbilo con el que hacer frente al día. Acaricia tu
frente mientras duermes y reposa sobre tus párpados para que no tengas sueños
de miedo o maldad, de malicia o ataque. Y cuando despiertas de nuevo, te ofrece
otro día de felicidad y de paz. El perdón te ofrece todo esto y más.
3.
El perdón permite que se descorra el velo que oculta la faz de Cristo de
aquellos que contemplan el mundo sin piedad. Te permite reconocer al Hijo de
Dios, y borra de tu memoria todo pensamiento muerto, de manera que el recuerdo
de tu Padre pueda alzarse en el umbral de tu mente. ¿Qué podrías desear que el
perdón no pueda darte? ¿Qué otros regalos aparte de éstos merecen procurarse?
¿Qué imaginario valor, efecto trivial o promesa pasajera que nunca se ha de
cumplir puede ofrecerte más esperanza que la que te brinda el perdón?
4.
¿Por qué habrías de buscar una respuesta distinta de la que lo contesta todo?
He aquí la respuesta perfecta, la que se da a toda pregunta imperfecta, a las
súplicas sin sentido, a tu reticencia a escuchar, a tu poco esmero y escasa
confianza. ¡He aquí la respuesta! No la busques más. No hallarás ninguna otra
en su lugar.
5.
El plan de Dios para tu salvación no puede cambiar ni fracasar. Siéntete
agradecido de que siga siendo exactamente como Él lo planeó. Se alza inmutable
ante ti como una puerta abierta, llamándote desde adentro en cálida bienvenida,
invitándote a entrar y a que te sientas como en tu casa, donde te corresponde
estar.
6.
¡He aquí la respuesta! ¿Preferirías quedarte afuera cuando el Cielo en su
totalidad te espera adentro? Perdona y serás perdonado. Tal como des, así
recibirás. No hay más plan que éste para la salvación del Hijo de Dios.
Regocijémonos hoy de que así sea, pues la respuesta que aquí se nos da es clara
y explícita, y libre de engaño en su simplicidad. Todas las complejidades que
el mundo ha tejido de frágiles telarañas desaparecen ante el poder y
majestuosidad de esta simplísima afirmación de la verdad.
7.
¡He aquí la respuesta! No le des la espalda para irte a vagar sin rumbo otra
vez. Acepta ahora la salvación. Es el regalo que te hace Dios, no el mundo. El
mundo no puede dar ningún regalo de valor a la mente que ha aceptado como suyo
lo que Dios le ha dado. Dios dispone que hoy se reciba la salvación y que los
enredos de tus sueños no sigan ocultándote su insubstancialidad.
8.
Abre hoy los ojos y contempla un mundo feliz, donde reinan la paz y la
seguridad. El perdón es el medio por el que este mundo feliz viene a ocupar el
lugar del infierno. Dicho mundo se alza en la quietud para salir al encuentro
de tus ojos abiertos y llenar tu corazón de una profunda tranquilidad, según
afloran en tu conciencia verdades ancestrales en un eterno renacer. Lo que
entonces recordarás nunca podrá describirse. Sin embargo, tu perdón te lo
ofrece.
9.
Teniendo presente los regalos que el perdón concede, emprenderemos nuestra
práctica de hoy con la esperanza y la fe de que éste será el día en que
alcanzaremos la salvación. Hoy la buscaremos gustosamente y con ahínco,
sabiendo que tenemos la llave en nuestras manos; y aceptaremos la respuesta que
el Cielo ha dado al infierno que nosotros mismos labramos pero donde ya no
queremos permanecer por más tiempo.
10.
Dedicaremos gustosamente un cuarto de hora por la mañana y otro por la noche a
la búsqueda que garantiza que al infierno le llegará su fin. Comienza lleno de
esperanza, pues hemos llegado al punto crucial a partir del cual el camino se
vuelve mucho más fácil. Y ahora el trecho que todavía nos queda por recorrer es
corto. Estamos en verdad muy cerca del momento que se ha señalado como el final
del sueño.
11.
Sumérgete en una sensación de felicidad al comienzo de estas sesiones de
práctica, pues en ellas hallarás la segura recompensa de preguntas que ya han
sido contestadas, así como de lo que tu aceptación de esas respuestas te
brinda. Hoy se te concederá experimentar la paz que ofrece el perdón, así como
la dicha que trae el descorrimiento del velo.
12.
Ante la luz que hoy has de recibir, el mundo se desvanecerá hasta desaparecer
por completo, y verás surgir otro mundo para describir el cual no tienes
palabras. Ahora nos encaminamos directamente hacia la luz y recibimos los dones
que han sido salvaguardados para nosotros desde los orígenes del tiempo, los
cuales han estado aguardando el día de hoy.
13.
El perdón te ofrece todo lo que quieres. Hoy se te conceden todas las cosas que
deseas. No pierdas de vista tus regalos a lo largo del día, según regresas
nuevamente a enfrentarte a un mundo de constantes cambios y sombrías
apariencias. Mantén tus regalos claramente en tu conciencia, según ves lo
inmutable en medio del cambio y la luz de la verdad tras toda apariencia.
14.
No caigas en la tentación de dejar que tus regalos queden sepultados en el
olvido. Por el contrario, mantenlos firmes en tu mente tratando de pensar en
ellos por lo menos un minuto cada cuarto de hora. Recuerda cuán preciados son
con el siguiente recordatorio, el cual tiene el poder de mantenerlos en tu
conciencia a lo largo del día:
El
perdón me ofrece todo lo que deseo.
Hoy
he aceptado que esto es verdad.
Hoy
he recibido los regalos de Dios.
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