Mi ofrenda 170 en mi árbol agradecido.
1. Repetiremos la idea de hoy de vez en
cuando. Pues sólo con este pensamiento bastaría para salvarte a ti y al mundo,
si creyeses que es verdad. Su veracidad significa que no has efectuado ningún
cambio real en ti, ni que tampoco has cambiado el universo de manera que lo que
Dios creó hubiese podido ser reemplazado por el miedo y la maldad, por la
aflicción y la muerte. Si sigues siendo tal como Dios te creó, el miedo no
tiene sentido, la maldad no es real y la aflicción y la muerte no existen.
2. La idea de hoy es, por lo tanto, todo
cuanto necesitas para dejar que la absoluta corrección sane tu mente y te
conceda una visión perfecta que corrija todos los errores que cualquier mente
haya podido cometer en cualquier momento o lugar. Esta idea es suficiente para
sanar el pasado y liberar el futuro. Esta idea es suficiente para permitir que
el presente se acepte tal como es. Esta idea es suficiente también para dejar
que el tiempo sea el medio por el que el mundo entero aprende a escaparse del
tiempo y de todos los cambios que éste parece producir con su pasar.
3. Si sigues siendo tal como Dios te creó,
las apariencias no pueden reemplazar a la verdad, la salud no puede trocarse en
enfermedad, la muerte no puede suplantar a la vida ni el miedo al amor. Nada de
eso ha ocurrido si tú sigues siendo tal como Dios te creó. No necesitas otro
pensamiento que éste para permitir que la redención venga a iluminar al mundo y
a liberarlo del pasado.
4. Con este pensamiento basta para erradicar
todo el pasado y salvar el presente a fin de que se pueda extender serenamente
hasta un futuro intemporal. Si eres tal como Dios te creó, entonces no ha
habido separación alguna entre tu mente y la Suya, ni división entre tu mente y
otras mentes, y sólo ha habido unidad en la tuya.
5. El poder sanador de la idea de hoy es
ilimitado. La idea de hoy es la cuna de todos los milagros, la gran
restauradora de la verdad en la conciencia del mundo. Practica la idea de hoy
con gratitud. Ésta es la verdad que te hará libre. Ésta es la verdad que Dios
te ha prometido. Ésta es la Palabra con la que a todo sufrimiento le llega su
fin.
6. Comienza las sesiones de práctica de cinco
minutos con esta cita del texto:
Soy
tal como Dios me creó.
Su
Hijo no puede sufrir. Y yo soy Su Hijo.
7. Luego, mientras mantienes esta afirmación
fija en la mente, trata de encontrar en ella al Ser que es el santo Hijo de
Dios Mismo.
8. Busca en tu interior a Aquel que es el
Cristo en ti, el Hijo de Dios y hermano del mundo; el Salvador que ha sido
salvado para siempre y que tiene el poder de salvar a todo aquel que entra en
contacto con Él, por levemente que sea, y le pida la Palabra que le dice que él
es Su hermano.
9. Eres tal como Dios te creó. Honra hoy a tu
Ser, y no rindas culto a las imágenes que fabricaste para que fuesen el Hijo de
Dios en lugar de lo que él es. En lo más recóndito de tu mente el santo Cristo
en ti espera a que lo reconozcas como lo que tú eres. Y mientras no lo
reconozcas y Él siga siendo un desconocido para ti, tú seguirás perdido y sin
saber quién eres.
10. Búscalo hoy y encuéntralo. Él te salvará de
todos los ídolos que has inventado. Pues cuando lo encuentres, comprenderás
cuán indignos son tus ídolos y cuán falsas las imágenes que creías ser. Hoy
damos un paso gigantesco hacia la verdad al abandonar nuestros ídolos y abrir
nuestros brazos, nuestros corazones y nuestras mentes a Dios.
11. Lo recordaremos a lo largo del día con
nuestros corazones rebosantes de gratitud y albergando solamente pensamientos
amorosos hacia todos aquellos que hoy se crucen en nuestro camino. Pues así es
como lo recordaremos. Y para poder recordar a Su Hijo, nuestro santo Ser, el
Cristo en cada uno de nosotros diremos:
Soy
tal como Dios me creó.
Declaremos
esta verdad tan a menudo como podamos. Ésta es la Palabra de Dios que te hace
libre. Ésta es la llave que abre las puertas del Cielo y te permite entrar a la
paz de Dios y a Su eternidad.
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