Mi ofrenda 143 para mi árbol agradecido vivir la lección 83 de UCM
Este
reconocimiento me libera de todo conflicto porque significa que no puedo tener
metas conflictivas. Al tener un solo propósito, siempre estoy seguro de lo que
debo hacer, de lo que debo decir y de lo que debo pensar. Toda duda no puede
sino desaparecer cuando reconozco que mi única función es la que Dios me dio.
Las
aplicaciones más concretas de esta idea podrían hacerse con las siguientes
variaciones: Mi percepción de esto no altera mi función.
Esto
no me confiere una función distinta de la que Dios me dio.
No
me valdré de esto para justificar una función que Dios no me dio.
Repaso
de la lección 66 Mi función y mi felicidad son una.
Todas
las cosas que proceden de Dios son una.
Proceden
de la Unicidad* y tienen que ser recibidas cual una sola. Desempeñar mi función
es mi felicidad porque ambas cosas proceden de la misma Fuente. Y debo aprender
a reconocer lo que me hace feliz, si es que he de encontrar la felicidad.
Algunas
variaciones útiles para aplicar concretamente esta idea podrían ser: Esto no
puede separar mi felicidad de mi función.
La
unidad que existe entre mi felicidad y mi función no se ve afectada en modo alguno
por esto.
Nada,
incluido esto, puede justificar la ilusión de que puedo ser feliz si dejo de
cumplir mi función.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario