Ofrenda 86 para mi diario de gratitud 2020
1.
Seguramente resulta obvio que si puedes ser atacado es que no eres
invulnerable. Ves el ataque como una amenaza real. Esto se debe a que crees que
realmente puedes atacar. Y lo que tendría efectos a través tuyo también tiene
que tenerlos en ti. Ésta es la ley que en última instancia te salvará, pero de
la que ahora estás haciendo un uso indebido. Debes, por lo tanto, aprender a
usarla en beneficio de lo que más te conviene en vez de en su contra.
2.
Puesto que no podrás sino proyectar tus pensamientos de ataque, temerás ser
atacado. Y si temes ser atacado, es que crees que no eres invulnerable. Los
pensamientos de ataque, por lo tanto, hacen que seas vulnerable en tu propia
mente, que es donde se encuentran. Los pensamientos de ataque y la invulnerabilidad
no pueden aceptarse al unísono, pues se contradicen entre sí.
3.
La idea de hoy introduce el pensamiento de que siempre te atacas a ti mismo
primero. Si los pensamientos de ataque entrañan forzosamente la creencia de que
eres vulnerable, su efecto no es otro que debilitarte ante tus propios ojos. De
este modo, han atacado tu percepción de ti mismo. Y puesto que crees en ellos,
ya no puedes creer en ti mismo. Una falsa imagen de ti mismo ha venido a ocupar
el lugar de lo que eres.
4.
Practicar con la idea de hoy te ayudará a entender que la vulnerabilidad o la
invulnerabilidad son el resultado de tus propios pensamientos. Nada, excepto
tus propios pensamientos, puede atacarte. Nada, excepto tus propios
pensamientos, puede hacerte pensar que eres vulnerable. Y nada, excepto tus propios
pensamientos, puede probarte que esto no es así.
5.
La idea de hoy requiere seis sesiones de práctica. Se deben dedicar dos minutos
completos a cada una de ellas, que pueden reducirse a uno en caso de que la
incomodidad sea demasiado grande. No deben reducirse a menos de eso.
6.
Comienza cada sesión repitiendo la idea de hoy, luego cierra los ojos y trae de
nuevo a la mente aquellas cuestiones aún sin resolver cuyos posibles desenlaces
te inquietan. La inquietud puede manifestarse en forma de depresión, ansiedad,
ira, una sensación de coacción, miedo, malos presentimientos o preocupación. Cualquier
problema aún sin resolver que tienda a reaparecer en tus pensamientos durante
el día constituye un sujeto adecuado. No podrás abarcar muchos de ellos en cada
sesión de práctica porque se debe dedicar más tiempo del habitual a cada uno de
ellos. La idea de hoy debe aplicarse de la siguiente manera:
Primero, nombra la
situación:
Estoy preocupado acerca
de _____
Luego
examina todos los posibles desenlaces que se te hayan ocurrido en conexión con
la situación que te hayan causado inquietud, y refiriéndote a cada uno de ellos
de manera muy concreta, di lo siguiente:
Temo que lo que pueda
ocurrir es que _____
8.
Si has estado haciendo los ejercicios correctamente, deberías haber encontrado
cinco o seis posibilidades desagradables para cada una de las situaciones en
cuestión, y probablemente más. Es mucho mejor examinar detenidamente unas
cuantas situaciones que revisar un número mayor superficialmente. A medida que
la lista de los desenlaces que prevés se haga más larga, es probable que,
algunos de ellos, especialmente aquellos que se te ocurran hacia el final, te
resulten menos aceptables. Procura, no obstante, en la medida de lo posible, de
tratarlos a todos por igual.
9.
Después de que hayas nombrado cada desenlace que temes, di para tus adentros:
Este pensamiento es un
ataque contra mí mismo.
Concluye
cada sesión de práctica repitiendo una vez más para tus adentros la idea de
hoy.
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