Ofrenda 362 para mi árbol de luz inefable.
1. Padre, por fin estamos abriendo los ojos. Tu santo mundo nos
espera, pues por fin hemos recobrado la visión y podemos ver. Pensábamos que
estábamos sufriendo. Pero era que nos habíamos olvidado del Hijo que Tú
creaste. Ahora vemos que las tinieblas son el producto de nuestra propia
imaginación y que la luz está ahí para que la contemplemos. La visión de Cristo
transforma las tinieblas en luz, pues el miedo no puede sino desaparecer ante
la llegada del amor. Déjame perdonar hoy Tu santo mundo, para poder contemplar
su santidad y entender que no es sino el reflejo de la mía.
2. Nuestro Amor nos espera conforme nos dirigimos a Él y, al mismo
tiempo, marcha a nuestro lado mostrándonos el camino. No puede fracasar en
nada. Él es el fin que perseguimos, así como los medios por los que llegamos a
Él.
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