Ofrenda 352 para mi árbol feliz.
1. Las promesas de Dios no hacen excepciones. Y Él garantiza que
la dicha será el desenlace final de todas las cosas. De nosotros depende, no
obstante, cuándo habrá de lograrse eso: hasta cuándo vamos a permitir que una
voluntad ajena parezca oponerse a la Suya. Pues mientras pensemos que esa
voluntad es real, no hallaremos el final que Él ha dispuesto sea el desenlace
de todos los problemas que percibimos, de todas las tribulaciones que vemos y
de todas las situaciones a que nos enfrentamos. Mas ese final es seguro. Pues
la Voluntad de Dios se hace en la tierra, así como en el Cielo. Lo buscaremos y
lo hallaremos, tal como dispone Su Voluntad, la Cual garantiza que nuestra
voluntad se hace.
2. Te damos gracias, Padre, por Tu garantía de que al final todo
tendrá un desenlace feliz. Ayúdanos a no interferir y demorar así el feliz
desenlace que nos has prometido para cada problema que podamos percibir y para
cada prueba por la que todavía creemos que tenemos que pasar.
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