Ofrenda 333 para mi árbol de Bodhi.
1. Tal
vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. Sl esto no fuese
posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos, con
poder aprender cómo es posible pasar un día así. Si permitimos que algo nos
perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. Sólo necesitamos
decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: "Mía es la quietud de la
paz de Dios", y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio
a Su Hijo.
2. Padre,
Tu paz me pertenece. ¿Qué necesidad tengo de temer que algo pueda robarme lo
que Tú has dispuesto sea mío para siempre? No puedo perder los dones que Tú me
has dado. Por lo tanto, la paz con la que Tú agraciaste a Tu Hijo sigue
conmigo, en la quietud y en el eterno amor que Te profeso.
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