MI OFRENDA 261 COLOCADA EN MI ÁRBOL DE VIDA 2020. REALIZAR LOS EJERCICIOS INDICADOS EN MI LECCIÓN DE UN CURSO DE MILAGROS.
1. Para este repaso utilizaremos sólo una idea por día y la
practicaremos tan a menudo cómo podamos. Además del tiempo que le dediques
mañana y noche, que no debería ser menos de quince minutos, y de los
recordatorios que han de llevarse a cabo, cada hora durante el transcurso del
día, usa la idea tan frecuentemente como puedas entre las sesiones de práctica.
Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si verdaderamente la
aprendieses. Cada una de ellas sería suficiente para liberaros a ti y al mundo
de cualquier clase de cautiverio, e invitar de nuevo el recuerdo de Dios.
2. Con esto en mente, demos comienzo a nuestras prácticas, en las
que repasaremos detenidamente los pensamientos con los que el Espíritu Santo
nos ha bendecido en nuestras últimas veinte lecciones. Cada uno de ellos
encierra dentro de sí el programa de estudios en su totalidad si se entiende,
se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo
del día. Uno solo basta. Mas no se debe excluir nada de ese pensamiento. Necesitamos,
por lo tanto, usarlos todos y dejar que se vuelvan uno solo, ya que cada uno de
ellos contribuye a la suma total de lo que queremos aprender.
3. Al igual que nuestro último repaso, estas sesiones de práctica
giran alrededor de un tema central con el que comenzamos y concluimos cada
lección. El tema para el presente repaso es el siguiente: No soy un cuerpo. Soy
libre.
Pues aún soy tal como Dios
me creó. El día comienza y concluye con esto. Y lo repetiremos asimismo cada
vez que el reloj marque la hora, o siempre que nos acordemos, entre una hora y
otra, que tenemos una función que transciende el mundo que vemos. Aparte de
esto y de la repetición del pensamiento que nos corresponda practicar cada día,
no se requiere ningún otro tipo de ejercicio, excepto un profundo abandono de
todo aquello que abarrota la mente y la hace sorda a la razón, a la cordura y a
la simple verdad.
4. Lo que nos proponemos en este repaso es ir más allá de todas
las palabras y de las diferentes maneras de practicar. Pues lo que estamos
intentando esta vez es ir más de prisa por una senda más corta que nos conduce
a la serenidad y a la paz de Dios. Sencillamente cerramos los ojos y nos
olvidamos de todo lo que jamás habíamos creído saber y entender. Pues así es
como nos liberamos de todo lo que ni sabíamos ni pudimos entender.
5. Hay una sola excepción a esta falta de estructura. No dejes
pasar un solo pensamiento trivial sin confrontarlo. Si adviertes alguno, niega
su dominio sobre ti y apresúrate a asegurarle a tu mente que no es eso lo que
quiere. Luego descarta tranquilamente el pensamiento que negaste y de inmediato
y sin titubear sustitúyelo por la idea con la que estés practicando ese día.
6. Cuando la tentación te asedie, apresúrate a proclamar que ya no
eres su presa, diciendo: No quiero este pensamiento. El que quiero es ________
. Y entonces repite la idea del día y deja que ocupe el lugar de lo que habías
pensado. Además de estas aplicaciones especiales de la idea diaria, sólo
añadiremos unas cuantas expresiones formales o pensamientos específicos para que
te ayuden con tu práctica. Por lo demás, le entregamos estos momentos de
quietud al Maestro que nos enseña en silencio, nos habla de paz e imparte a
nuestros pensamientos todo el significado que jamás puedan tener.
7. A Él le ofrezco este repaso por ti. Te pongo en Sus manos, y
dejo que Él te enseñe qué hacer, qué decir y qué pensar cada vez que recurres a
Él. Él estará a tu disposición siempre que acudas a Él en busca de ayuda. Ofrezcámosle
este repaso que ahora comenzamos, y no nos olvidemos de Quién es al que se le
ha entregado, según practicamos día tras día, avanzando hacia el objetivo que
Él fijó para nosotros, dejando que nos enseñe cómo proceder y confiando
plenamente en Él para que nos indique la forma en que cada sesión de práctica
puede convertirse en un amoroso regalo de libertad para el mundo.
LECCIÓN 201
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (181) Confío en mis hermanos,
que son uno conmigo. No hay nadie que no sea mi hermano. He sido bendecido con
la unidad de la que gozo con el universo y con Dios mi Padre, el único Creador
de la totalidad que es mi Ser, el cual es eternamente uno conmigo. No soy un
cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
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