Mi ofrenda 258 ofrendada a mi árbol agradecido 2020
1. El daño es imposible. Y, sin embargo, las ilusiones forjan más
ilusiones. Si puedes condenar, se te puede hacer daño. Pues habrás creído que
puedes hacer daño, y el derecho que te prescribes puede ahora usarse contra ti,
hasta que renuncies a él por ser algo sin valor, indeseable e irreal. La
ilusión dejará entonces de tener efectos, y aquellos que parecía tener quedarán
anulados. Entonces serás libre, pues la libertad es tu regalo, y ahora puedes
recibir el regalo que has dado.
2. Condena y te vuelves un prisionero. Perdona y te liberas. Ésta
es la ley que rige a la percepción. No es una ley que el conocimiento entienda,
pues la libertad es parte del conocimiento. Por lo tanto, condenar es en
realidad imposible. Lo que parece ser su influencia y sus efectos jamás
tuvieron lugar en absoluto. No obstante, tenemos que lidiar con ellos por un
tiempo como si en realidad hubiesen tenido lugar. Las ilusiones forjan más
ilusiones. Excepto una: Pues el perdón es la ilusión que constituye la
respuesta a todas las demás ilusiones.
3. El perdón desvanece todos los demás sueños, y aunque en sí es
un sueño, no da lugar a más sueños. Todas las ilusiones, salvo ésta, no pueden
sino multiplicarse de mil en mil. Pero con ésta, a todas las demás les llega su
fin. El perdón representa el fin de todos los sueños, ya que es el sueño del
despertar. No es en sí la verdad. No obstante, apunta hacia donde ésta se
encuentra, y provee dirección con la certeza de Dios Mismo. Es un sueño en el
que el Hijo de Dios despierta a su Ser y a su Padre, sabiendo que Ambos son
uno.
4. El perdón es el único camino que te conduce más allá del
desastre, del sufrimiento y, finalmente, de la muerte. ¿Cómo podría haber otro
camino cuando éste es el plan de Dios? ¿Y por qué combatirlo, oponerse a él,
hallarle mil faltas y buscar mil otras alternativas?
5. ¿No sería más sabio alegrarte de tener en tus manos la
respuesta a tus problemas? ¿No sería más
inteligente darle gracias a Aquel que te ofrece la salvación y aceptar Su
regalo con gratitud? ¿Y no sería muestra de bondad para contigo mismo oír Su
Voz y aprender las sencillas lecciones que Él desea enseñarte en lugar de
tratar de ignorar Sus palabras y sustituirlas por las tuyas?
6. Sus palabras darán resultado. Sus palabras salvarán. En Sus
palabras yace toda la esperanza, bendición y dicha que jamás se pueda encontrar
en esta tierra. Sus palabras proceden de Dios, y te llegan con el amor del
Cielo impreso en ellas. Los que oyen Sus palabras han oído el himno del Cielo. Pues
éstas son las palabras en las que todas las demás por fin se funden en una
sola. Y al desaparecer ésta, la Palabra de Dios viene a ocupar su lugar, pues
entonces será recordada y amada.
7. En este mundo parece haber diversos escondrijos donde la piedad
no tiene sentido y, el ataque parece estar justificado. Mas todos son uno: un
lugar donde la muerte es la ofrenda que se le hace al Hijo de Dios así como a
su Padre. Tal vez pienses que Ellos la han aceptado. Mas si miras de nuevo allí
donde antes contemplaste Su sangre, percibirás en su lugar un milagro. ¡Qué
absurdo creer que Ellos podían morir! ¡Qué absurdo creer que podías atacar! ¡Qué
locura pensar que podías ser condenado y que el santo Hijo de Dios podía morir!
8. La quietud de tu Ser permanece impasible y no se ve afectada
por semejantes pensamientos ni se percata de ninguna condenación que pudiera
requerir perdón. Pues los sueños, sea cual fuere su clase, son algo ajeno y
extraño a la verdad. ¿Y qué otra cosa, sino la verdad, podría contener un
Pensamiento que edifica un puente hasta ella misma para transportar las
ilusiones al otro lado?
9. Nuestras prácticas de hoy consisten en dejar que la libertad
venga a establecer su morada en ti. La verdad deposita estas palabras en tu
mente, para que puedas encontrar la llave de la luz y permitir que a la
oscuridad le llegue su fin: Sólo mi propia condenación me hace daño. Sólo mi
propio perdón me puede liberar. No olvides hoy que toda forma de sufrimiento
oculta algún pensamiento que niega el perdón. Y que el perdón puede sanar toda
forma de dolor.
10. Acepta la única ilusión que proclama que en el Hijo de Dios no
hay condenación, y el Cielo será recordado instantáneamente, el mundo quedará
olvidado y todas sus absurdas creencias quedarán olvidadas junto con él,
conforme la faz de Cristo aparezca por fin sin velo alguno en este sueño de
perdón. Éste es el regalo que el Espíritu Santo te ofrece de parte de Dios tu
Padre. Deja que el día de hoy sea celebrado tanto en la tierra como en tu santo
hogar. Sé benévolo con ambos, al perdonar las ofensas de las que pensaste que
eran culpables, y ve tu inocencia irradiando sobre ti desde la faz de Cristo.
11. Ahora el silencio se extiende por todo el mundo. Ahora hay
quietud allí donde antes había una frenética avalancha de pensamientos sin
sentido. Ahora hay una serena luz sobre la faz de la tierra, que reposa
tranquila en un dormir desprovisto de sueños. Y ahora lo único que queda en
ella es la Palabra de Dios. Sólo eso puede percibirse por un instante más. Luego,
los símbolos pasarán al olvido, y todo lo que jamás creíste haber hecho
desaparecerá por completo de la mente que Dios reconoce para siempre como Su
único Hijo.
12. En él no hay condenación. Es perfecto en su santidad. No necesita
pensamientos de misericordia. ¿Qué regalos se le pueden hacer cuando todo es
suyo? ¿A quién podría ocurrírsele ofrecer perdón al Hijo de la Impecabilidad
Misma, tan semejante a Aquel de Quien es Hijo, que contemplar al Hijo significa
dejar de percibir y únicamente conocer al Padre? En esta visión del Hijo, tan
fugaz que ni siquiera un instante media entre este singular panorama y la
intemporalidad misma, contemplas la visión de ti mismo, y luego desapareces
para siempre en Dios.
13. Hoy nos aproximamos todavía más al final de todo lo que aún
pretende interponerse entre esta visión y nuestra vista. Nos sentimos dichosos
de haber llegado tan lejos, y reconocemos que Aquel que nos trajo hasta aquí no
nos abandonará ahora. Pues nos quiere dar hoy el regalo que Dios nos ha dado a
través de Él. Éste es el momento de tu liberación. Ha llegado el momento. Ha
llegado hoy.
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